Pinocho, el cuento moderno a la búsqueda de la integración

Como decíamos en la editorial nos hemos permitido una patente de corso con los cuentos y hemos querido hacer nuestro también el cuento de Collodi.
Este cuento nos gusta especialmente, porque a día de hoy es uno de los temas más en boga, el de la integración de aquellos que son diferentes.
Geppetto es el padre que ansia en exceso tener un hijo y por todos es bien conocido que los padres que desean en exceso la llegada de los hijos suelen terminar convirtiendo a estos en seres imperfectos, sobreestimados e hiperprotegidos. Los tornan débiles ante el resto de la sociedad, se educan con la sensación de ser vulnerables sin su parentela y sintiéndose diferentes.
Y así se siente Pinocho, para evitarlo Geppetto le encarga un recado con el fin de integrarlo en la vida real dándole tareas simples.
En cuanto sale a la calle los niños le rechazan “!Es de madera!” y además es pobre. Imperdonable por una sociedad que juzga constantemente y se defiende inconscientemente de lo diferente. Le pegan y le quitan el poco dinero que lleva. Pinocho se recoge en la cueva, símbolo subconsciente de nuestros problemas de personalidad, lugar donde habitan los miedos internos, pero tranquilos siempre hay una respuesta y el extraño ser que aparece a modo de duende no es mas que la esperanza indicándole que realmente no es pobre sino que posee un importante tesoro.
El amor a nuestros seres queridos es el mayor tesoro que poseemos. Sin amor somos intolerantes, somos crueles y egoístas como los niños que pegan a Pinocho. Vagamos por el mundo sin ser como el fin de la sirenita. Tenemos miedos como el soldadito de plomo. Nos dejamos engañar fácilmente como la Caperucita roja. Nos podemos volver astutos y desmedidos, capaces de todo con ser capaces de encontrarlo como en el gato con botas, o tan altivos como para volvernos desagradecidos como la reina del flautista de Hammelin.
Paz y muchos sueños…

Artículo publicado en Gato Negro 2 “Cuentos de hadas”