28 de julio de 2008

El flautista de Hammelin o las fábulas.




Más que un cuento popular, el flautista, pertenece al terreno de las fábulas, pues esta, según su definición es una ficción artificiosa con la que se encubre o disimula una verdad.
Y en esta se disimula una gran verdad y es que las promesas deben cumplirse.
La ciudad esta llena de ratones y la reina quiere una solución rápida pero las soluciones rápidas se pagan y negarse a hacerlo puede contribuir a que el precio a pagar se torne en mucho mayor.
La reina hace llamar al flautista un misterioso personaje que le propone una solución todavía mas misteriosa para enmendar el problema de la ciudad, podría haber pedido ayudado a los ciudadanos para que combatieran a las ratas pero después se hubieran quejado de su incompetencia, y puede que tuvieran razón. Podría haber mejorado el sistema de alcantarillado de la ciudad pero aunque duradero, hubiera sido un trabajo largo y costoso y sobre todo lento. Así que cuando se le presenta la solución rápida, en forma de flautista, la acoge. El precio siempre es alto cuando las soluciones son inmediatas. Y después pensar que la solución es tan rápida gracias a nuestra inteligencia, se torna en soberbia y esta es una cualidad peligrosa. Y así nos lo confirma este cuento.
Cuando el flautista reclama el precio la reina lo hecha, y lo hace de malos modos.
A nadie le extraña que se lleve a los niños, pues es el flautista un personaje cruel dispuesto y capaz de solucionar sucios problemas, es un poco ese amigo diablo que compra almas a cambio de soluciones.
Cuando se lleva a los niños deja sin futuro a la ciudad.
El pueblo reclama a la reina que pague el precio, un alto precio, pero no tiene mas remedio, lo que ha tomado el flautista es mucho más caro.
Los niños vuelven. Aunque todos intuimos que este final no es el original. En el original los niños no retornarían nunca porque todos sabemos que en estos casos las segundas oportunidades no existen y así se debe enseñar.
Cuando haces pactos para soluciones rápidas, debes saber que el camino más rápido es el camino del mal.

Artículo publicado en Gato Negro 2 “Cuentos de hadas”

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